sábado, 26 de marzo de 2016
Carol
Leí Carol hace unos 7 años, luego de comprar el libro en una librería gay de Buenos Aires (eso me gsuta de Buenos Aires, que tiene todo lo que en cultura a este país le falta). Uno o dos años después, mi mujer, ella a la que no le gustaban las novelas, la leyó y le encantó. Se podría decir que era nuestro libro, una historia de amor entre mujeres con final feliz.
Este año se estrenó Carol, y nosotras ya no estábamos juntas. Cuando nos separamos, le dije, casi en broma, que deberíamos ver la película cuando saliera. "Sería demasiado triste", me dijo. Así que vi Carol sola. Ella la vio con otra, supongo. Y al verla no podía ver sólo la película. Me costaba concentrarme en la historia, porque ya la conocía, porque me recordaba otras cosas, porque era extraño verla sola. Me atrevería a decir que a ella le pasó algo similar, porque no le gustó mucho. Y la película es maravillosa. Sutil y múltiple, como sólo pueden ser las obras de arte. Creo que Carol me acompañará siempre, como signo del amor, el desamor y lo complicada que es la vida. Y como recordatorio de que lo único que no deberías obviar es lo que se siente cuando alguien vuelve tu mundo de cabeza.
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