sábado, 30 de junio de 2007
viernes, 22 de junio de 2007
La primera vez
Una vez le contaba a alguien sobre que probablemente me gustaba una amiga cuando tenía unos 11 años, claro que no me daba cuenta de la clase de ese "gustar".
Y pensando, pensando en cual había sido la primera mujer de la que me había enamorado, antes de establecer alguna relación o más allá de las confusiones de amistad, llegué a la conclusión de quién fue la primera, ése amor platónico de la adolescencia que siempre se recuerda con cariño.
Estaba en 4° medio. Ella, una compañera de curso a la que yo no conocía mucho, que encontraba media extraña y muy bonita. Era bailarina, flaquísima; huraña y encantadora. No éramos amigas, con suerte compañeras de curso buena onda (en un curso de 40).
Recuerdo un día, que puede haber sido el día en el que todo cambió, en el que se ofrece a acompañarme a buscar unos libros. Yo le pregunto por qué. Y su respuesta, que me mata a tal punto que aun me acuerdo de ella nítidamente dice: '¿Por qué todo tiene que tener un porqué?'
Y paso el resto de ese año embobada por ella, sin siquiera preguntarme qué significa que esté tanto en mi pensamiento. Y pensándola ahora al escribir esto, me doy cuenta que sigo recordando su voz, su cara, su risa, la gracia de sus movimientos. No viéndola en años. No extrañándola ni recordándola nunca. Su imagen y la sensación que me provocaba están intactas. Y es un gusto poder acceder a ellas.
Y pensando, pensando en cual había sido la primera mujer de la que me había enamorado, antes de establecer alguna relación o más allá de las confusiones de amistad, llegué a la conclusión de quién fue la primera, ése amor platónico de la adolescencia que siempre se recuerda con cariño.
Estaba en 4° medio. Ella, una compañera de curso a la que yo no conocía mucho, que encontraba media extraña y muy bonita. Era bailarina, flaquísima; huraña y encantadora. No éramos amigas, con suerte compañeras de curso buena onda (en un curso de 40).
Recuerdo un día, que puede haber sido el día en el que todo cambió, en el que se ofrece a acompañarme a buscar unos libros. Yo le pregunto por qué. Y su respuesta, que me mata a tal punto que aun me acuerdo de ella nítidamente dice: '¿Por qué todo tiene que tener un porqué?'
Y paso el resto de ese año embobada por ella, sin siquiera preguntarme qué significa que esté tanto en mi pensamiento. Y pensándola ahora al escribir esto, me doy cuenta que sigo recordando su voz, su cara, su risa, la gracia de sus movimientos. No viéndola en años. No extrañándola ni recordándola nunca. Su imagen y la sensación que me provocaba están intactas. Y es un gusto poder acceder a ellas.
martes, 12 de junio de 2007
El Juego de las preguntas
y los símbolos, serán una invitación a que te descifre?
y el rojo, una llamada al fuego?
y tus ojos linda, tus ojos, me mirarán y me verán el alma?
y el rojo, una llamada al fuego?
y tus ojos linda, tus ojos, me mirarán y me verán el alma?
miércoles, 6 de junio de 2007
¿Sobre mí?
Hay algunas cosas que creía sobre mí que han cambiado en este tránsito desde ser "heterosexual" (entre comillas porque en el fondo nunca fui realmente straight) a ser una lesbiana con todas sus letras.
Por ejemplo:
- Siempre creí que costaba mucho que me gustara alguien. Ahora ando de lo más enamoradiza que hay.
- Pensaba que no podía establecer "relaciones" virtuales. Sigo siendo pésima para messenger, pero considero cercanas a ciertas presencias virtuales (y no tanto).
- Nunca imaginé que podía ser de las que abordan. Me he encontrado coqueteando sólo porque sí.
- Ya no me incomoda la relación que tengo con ciertos hombres. Había algo raro en hablar con los compañeros de trabajo de fútbol. O no molestarse cuando hablaban de "las minas". Varios no lo saben aún, pero el sí saberlo yo me coloca en una posición totalmente distinta.
En resumen, me siento más cómoda en la vida. Supongo que a esto es a lo que algunos llaman asumirse. Y no necesité terapia ni nada parecido para eso.
Por ejemplo:
- Siempre creí que costaba mucho que me gustara alguien. Ahora ando de lo más enamoradiza que hay.
- Pensaba que no podía establecer "relaciones" virtuales. Sigo siendo pésima para messenger, pero considero cercanas a ciertas presencias virtuales (y no tanto).
- Nunca imaginé que podía ser de las que abordan. Me he encontrado coqueteando sólo porque sí.
- Ya no me incomoda la relación que tengo con ciertos hombres. Había algo raro en hablar con los compañeros de trabajo de fútbol. O no molestarse cuando hablaban de "las minas". Varios no lo saben aún, pero el sí saberlo yo me coloca en una posición totalmente distinta.
En resumen, me siento más cómoda en la vida. Supongo que a esto es a lo que algunos llaman asumirse. Y no necesité terapia ni nada parecido para eso.
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